La poesía es una de las artes más puras que avivan el sentimiento en el alma. Viaja entre letras junto a estos ejemplos de onomatopeyas en poemas.
En la literatura, es común el uso de la onomatopeya para aludir sonidos, describiéndolos de manera textual, como si se imitase el sonido de un golpe o un estruendo.
¿Qué es una onomatopeya?
Las onomatopeyas son usadas en la literatura como un recurso estético o literario, suelen verse con más frecuencia en historietas.
En sí, la onomatopeya viene siendo la imitación escrita de un sonido, como Splash, Boom, u otros.
Ejemplos de onomatopeyas en poemas ¡Los mejores!
En algunos poemas hermosos podemos encontrar el uso de onomatopeyas como recursos literarios o estéticos, a continuación podrás encontrar buenos ejemplos de onomatopeyas en la poesía.
1. El gallo despertador – Gloria Fuentes
“Kikirikí,
Estoy aquí,
Decía el gallo
Colibrí.
El gallo Colibrí
Era pelirrojo,
Y era su traje
De hernoso plumaje.
Kikirikí.
Levántate campesino,
Que ya está el sol
De camino.
Kikirikí.
Levántate labrador,
Despierta con alegría,
Que viene el día.
Kikiriki.
Niños del pueblo
Despertad con el ole,
Que os esperan en el «cole».
El pueblo no necesita reloj,
Le vale el gallo despertador.”
En esta pieza de Gloria Fuentes, podemos ver el uso de la onomatopeya “Kikiriki” repetidas veces, como referencia al sonido que hace un gallo al cantar por las mañanas.
Gloria Fuentes es recordada por sus versos magníficos, escritos en una España posguerra, que la han hecho ser incluida en la que es llamada “generación del 50” de la literatura.
2. Una noche de obscuridad – Miguel von Dangel
“Toc – toc, toca a la puerta el silencio
Derribando todo lo que su paso atraviesa
tic-tac, el reloj reclama
Silente mudez en mi cabeza.
Cric-cric, el insulto del grillo
Que hiere el alma con sus palabras
cruuujjjjjjj, las paredes responden
Encuadrando mi pena en lágrimas.
Shhhhhh, la cascada comienza
A romper sentimientos del corazón
Splash, suena el piquero
A la más negativa emoción.
Fffuuuu, el viento resuena
Recordando una noche obscura
Guau, me acompaña el sabueso
Amigo que cuida y procura.
Zzzz el sueño aparece
Más trato y trato de escuchar
El sonido del silencio que proclama
El dolor de no poderte amar.”
En este poema de Miguel von Dangel, podemos encontrar un total de nueve onomatopeyas ¿Fuiste capaz de identificarlas? ¡Así es! En todas las estrofas del poema podemos ver onomatopeyas.
Miguel von Dangel es principalmente conocido en el mundo del arte por tratarse de un destacado pintor venezolano, sin embargo, también incursiona aventurándose en el área de la poesía.
3. A la orilla del camino – Antonio Machado
“A la orilla del camino
Hay una fuente de piedra,
Y un cantarito de barro -glu-glu-
Que nadie se lleva.”
Podemos encontrar un ejemplo fácil de lo que es una onomatopeya en el tercer verso de este poema de Antonio Machado.
Los poemas de Antonio Machado han quedado para ser citados por miles en la historia, teniendo en cuenta que fue un muy prestigioso poeta español de la generación del 98.
4. ¡Ay, Sinamaica! – Reinaldo de Fernández
“¡Ay, Sinamaica! Cómo describirte
Doncella caribeña con rasgos indígenas
Princesa de la laguna
Hija mimada de los rayos solares
¡Ay, Sinamaica! Cómo describirte
Dueña de una larga cabellera de palmeras
Allá voy, recorriendo tu piel
Color de los médanos
Admirando tu sonrisa de salinas
Una india exótica es lo que eres, Karouya.
¡Ay, Sinamaica! Cómo describirte
Regia gobernadora de las aguas
La laguna
El Río Limón
Caimare Chico…
¡Todo el mar te rinde pleitesía!”
En su poema, Reinaldo de Fernández utiliza la onomatopeya “Ay” incluso en el título del mismo, a modo de exclamación.
“Ay, Sinamaica” es un poema que pertenece al libro de poemas Crepúsculo Guajiro, publicado por primera vez en noviembre del año 2018, bajo el sello editorial Sultana del Lago, Editores.
5. Divina escurridiza – Isamar Baptista
“Ay, Musa,
Divina escurridiza,
Te escondes entre prados salvajes
Y no me dejas verte danzar,
¿Qué te aleja hoy de mí, lisonjera?
¿Por qué te escondes de mi pluma?
¡Déjame deleitarme en tu voz magistral!
Juegas a esconderte
Entre margaritas de prados silvestres,
Me dejas ver apenas el visaje
Te tus enaguas manchadas,
Y ríes en alta voz,
Te mofas porque no te veo.
Pero, Musa,
Juguetona impaciente,
¿No ves que incluso tus visajes inspiran en mí
Las canciones de un alma alegre?
Divina y escurridiza,
Sigue libre jugando,
Pero no te alejes mucho,
No me dejes sin tus encantos.”
Nuevamente, se puede apreciar el uso de la onomatopeya “Ay” justo al comienzo de este poema de Isamar Baptista.
Isamar Baptista es una escritora venezolana que se dedica adicionalmente al activismo social. En muchos de sus poemas podemos encontrar onomatopeyas bonitas como la citada en el que nos ocupa.