10 Ejemplos de Poesía Lírica

La poesía lírica es un género basado en los sentimientos y en la exaltación de la belleza. Estos ejemplos de poesía lírica despertarán emociones.

¿Qué es la poesía lírica?

La poesía lírica es un género literario que expone los sentimientos y las percepciones del autor sobre el amor, la naturaleza, etc., a través de un lenguaje retórico y bajo el uso de reglas métricas y rítmicas.

Ahora bien, los siguientes ejemplos de poesía lírica son una muestra de ello.

10 Ejemplos de poemas líricos

Esta selección de ejemplos de poemas líricos es un reflejo de lo más recóndito del alma de cada autor.

1. Soneto XXXI, Garcilaso de la Vega

Dentro de mi alma fue de mí engendrado

un dulce amor, y de mi sentimiento

tan aprobado fue su nacimiento

como de un solo hijo deseado;

más luego de él nació quien ha estragado

del todo el amoroso pensamiento:

que en áspero rigor y en gran tormento

los primeros deleites ha tornado.

¡Oh crudo nieto, que das vida al padre,

y matas al abuelo! ¿por qué creces

tan disconforme a aquel de que has nacido?

¡Oh, celoso temor! ¿a quién pareces?

¡que la envidia, tu propia y fiera madre,

se espanta en ver el monstruo que ha parido!

2. Rima LXXIX, Gustavo Adolfo Bécquer

Una mujer me ha envenenado el alma,

otra mujer me ha envenenado el cuerpo;

ninguna de las dos vino a buscarme,

yo de ninguna de las dos me quejo.

Como el mundo es redondo, el mundo rueda;

si mañana, rodando, este veneno

envenena a su vez ¿por qué acusarme?

¿Puedo dar más de lo que a mí me dieron?

3. Dormirse en el olvido del recuerdo, Miguel de Unamuno

¡Dormirse en el olvido del recuerdo,

en el recuerdo del olvido,

y que en el claustro maternal me pierdo

y que en él desnazco perdido!

¡Tú, mi bendito porvenir pasado,

mañana eterno en el ayer;

tú, todo lo que fue ya eternizado,

mi madre, mi hija, mi mujer!

4. Soneto, Rubén Darío

Este gran don Ramón de las barbas de chivo,

cuya sonrisa es la flor de su figura,

parece un viejo dios, altanero y esquivo,

que se animase en la frialdad de su escultura.

El cobre de sus ojos por instantes fulgura

y da una llama roja tras un ramo de olivo.

Tengo la sensación de que siento y que vivo

a su lado una vida más intensa y más dura.

Este gran don Ramón del Valle-Inclán me inquieta,

y a través del zodíaco de mis versos actuales

se me esfuma en radiosas visiones de poeta,

o se me rompe en un fracaso de cristales.

Yo le he visto arrancarse del pecho la saeta

que se lanzan los siete pecados capitales.

5. Sueño infantil, Antonio Machado

Una clara noche

de fiesta y de luna,

noche de mis sueños,

noche de alegría

¿era luz mi alma

que hoy es bruma toda,

no eran mis cabellos

negros todavía?,

el hada más joven

me llevó en sus brazos

a la alegre fiesta

que en la plaza ardía.

So el chisporroteo

de las luminarias,

amor sus madejas

de danzas tejía.

Y en aquella noche

de fiesta y de luna,

noche de mis sueños,

noche de alegría,

el hada más joven

besaba mi frente…

con su linda mano

su adiós me decía…

Todos los rosales

daban sus aromas,

todos los amores

amor entreabría.

la poesía lírica
Estos ejemplos de poesía lírica evidencian la hermosura de este género literario

6. La inquietud del rosal, Alfonsina Storni

El rosal en su inquieto modo de florecer

va quemando la savia que alimenta su ser.

¡Fijaos en las rosas que caen del rosal:

Tantas son que la planta morirá de este mal!

El rosal no es adulto y su vida impaciente

se consume al dar flores precipitadamente.

7. Botella al mar

Pongo estos seis versos en mi botella al mar

con el secreto designio de que algún día

llegue a una playa casi desierta

y un niño la encuentre y la destape

y en lugar de versos extraiga piedritas

y socorros y alertas y caracoles.

8. Encuentro, Federico García Lorca

Ni tú ni yo estamos

en disposición

de encontrarnos.

Tú… por lo que ya sabes.

¡Yo la he querido tanto!

Sigue esa veredita.

En las manos

tengo los agujeros

de los clavos.

¿No ves cómo me estoy

desangrando?

No mires nunca atrás,

vete despacio

y reza como yo

a San Cayetano,

que ni tú ni yo estamos

en disposición

de encontrarnos.

9. Yo no tengo soledad, Gabriela Mistral

Es la noche desamparo

de las sierras hasta el mar.

Pero yo, la que te mece,

¡yo no tengo soledad!

Es el cielo desamparo

si la Luna cae al mar.

Pero yo, la que te estrecha,

¡yo no tengo soledad!

Es el mundo desamparo

y la carne triste va.

Pero yo, la que te oprime,

¡yo no tengo soledad!

10. A una dama bizca y hermosa, Francisco de Quevedo

Si a una parte miraran solamente

vuestros ojos, ¿cuál parte no abrasaran?

Y si a diversas partes no miraran,

se helaran el ocaso o el Oriente.

El mirar zambo y zurdo es delincuente;

vuestras luces izquierdas lo declaran,

pues con mira engañosa nos disparan

facinorosa luz, dulce y ardiente.

 

Lo que no miran ven, y son despojos

suyos cuantos los ven, y su conquista

da a l’alma tantos premios como enojos.

¿Qué ley, pues, mover pudo al mal jurista

a que, siendo monarcas los dos ojos,

los llamase vizcondes de la vista?

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